Debemos empezar por alguna sitio. Desde mi experiencia constato que cuando una no conoce bien como están constituidos los instrumentos nunca podrá tocar buena música. Así que vamos hablar de lo que necesitas saber antes de pasar a la fase de “cómo componer una buena canción, o lo que es lo mismo, cómo obtener placer”!

La vagina

Hasta hace muy poco tiempo se creía que la vagina era el equivalente femenino del pene. Hasta el siglo XVIII, todavía se creía que existía sólo un género. La idea fue concebida originalmente por el médico Galeno de Pérgamo, una especie de Dr. House del Imperio Romano. Galeno decía que la vagina era un pene invertido: los labios equivaldría al prepucio, el útero al saco escrotal y los ovarios, a los testículos. Para empeorar, los nombres relativos al sistema reproductor femenino que acabas de leer ni existían hasta el siglo XVII.

Gracias a un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine en el 2009 se declaró de forma oficial que el equivalente del pene es el clítoris, y no la vagina. ES curioso como al inicio de la formación del bebé, los dos órganos sexuales son idénticos, venidos del mismo tubérculo y formados por el mismo tejido – sólo más tarde es que ellos se diferencian.

Como ves, la pobre vagina ha estado escondida bajo definiciones erróneas demasiados años al punto de pensar que ella era la parte del cuerpo más desconocida! Y es que buena parte de las mujeres no tienen intimidad con su propia vagina…

Un estudio realizado por la ONG británica The Eve Appeal, que trabaja en la concienciación sobre los diferentes tipos de cáncer del sistema reproductivo, pidió a mil mujeres que señalaran en un dibujo típico de libro de biología, dónde quedaba su vulva y su vagina, y las respuestas fueron sorprendentes. Entre las mujeres de 26 a 35 años, la mitad no sabía apuntar el lugar correcto. (mejora con la edad pero es igual de sorprendente)

Ha existido una represión de lo que es femenino causado por la religión o por creencias culturales que nos han llevado a una extremada falta de conocimiento de nuestro aparato genital. Sin contar que nos falta valor para mirar en el espejo y, cuando miramos, nos hacen creer que la vulva es fea, lo que no es verdad.

Y esa falta de intimidad con el propio cuerpo tiene consecuencias peligrosas: la misma investigación mostró que un tercio de las mujeres no va al ginecólogo para evitar la vergüenza y hay las que refieren que tienen dificultad de conversar con el médico.

Esto es lo que verás si te pones frente al espejo. ¿Cuántas partes eres capaz de nombrar?

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El hecho de no tocarnos, de no saber dónde están las cosas, de ser considerado feo o que sea desagradable tocar con nuestras manos la vulva, todo eso reprime e impide el autoconocimiento.

La vagina tiene más de 4.000 apellidos (des) conocidos

El mismo estudio que mostró que buena parte de las mujeres no sabe identificar la propia vagina en un dibujo, también apuntó que el 40% de las jóvenes que tienen entre 16 y 25 recurren a apodos para hablar sobre sus órganos genitales, y el 65% de ellas no les gusta usar las palabras vagina y vulva.

Ya no es sólo el apodo que le coloquemos, más triste me parece que continuemos usando esos apellidos en ciertos contextos para describir que algo es malo, “vaya coñazo tener que levantarme tan temprano”, cuando lo mismo, pero al contrario, ocurre con el órgano masculino, “me encanta esta canción, es la polla”!

El clítoris. El placer es todo suyo

El clítoris, órgano responsable de la mayoría de los orgasmos femeninos, tuvo que trabajar duro para tener su reconocimiento merecido por la ciencia.

El clítoris fue “descubierto” cuatro veces por científicos diferentes hasta que se incluyó de una vez en la literatura médica (los trabajos de investigación de los científicos responsables de los tres primeros intentos fueron ignorados por la comunidad científica). Esto ayuda a explicar por qué, durante la caza de brujas, llegó a ser señalado como “la marca del diablo” y fue acusado de ser responsable del lesbianismo, la ceguera y el desequilibrio mental. Fue sólo en la década de 1960 que el clítoris pasó a ser encarado como parte importante de la sexualidad femenina.

Cuando la mujer se excita, el clítoris presenta una erección similar a la del pene, pero como el orgasmo no es necesario para la fecundación, la ciencia tardó mucho tiempo para darse cuenta de esto. El padre de la medicina, Hipócrates, creía que el clítoris desempeñaba un papel importante en la reproducción, según él, la mujer sólo quedaría embarazada si llegase al orgasmo. Fue sólo en 1875 que el biólogo belga Edouard Van Beneden descubrió la verdad sobre la fecundación y, involuntariamente, devolvió el clítoris al exilio. En esa época Freud, cómo no, resolvió también dar su opinión y afirmó que mujeres “maduras” conseguían transferir el orgasmo del clítoris a la vagina y que el orgasmo “clitoriano” era infantil.

Científicos buscaban entender el deseo femenino midiendo la cantidad de lubricación en la vagina – sólo después se descubrió que la excitación debería ser medida por la erección del clítoris.

Pero, afortunadamente, de las tinieblas se hizo la luz y la ciencia finalmente comenzó a entender cómo el clítoris realmente se comporta y se aceptó que no existen tipos de orgasmo, pero si órgano que nos transporta al más intenso placer! Encantadas de conocerte, Excmo. Sr. Clítoris.

Te prometo que seguiremos hablando de todo esto, de momento, te pido que dediques algún tiempo a conocerte un poco mejor. Sin necesidad de tocarte, piensa y localiza tu vagina, luego tu clítoris. Intenta abrazar a ambos mediante una contracción suave de tu musculatura pélvica. Luego, desliza tus dedos por el pubis hasta llegar a la vulva, recorre con un toque delicado cada punto que hayas identificado en el espejo (ver ejercicio anterior con el espejo). Por último, coloca de nuevo el espejo y traza todas las líneas que dibujan la vulva. Repítelo las veces que quieras, cada vez descubrirás nuevas zonas, nuevas sensaciones y probablemente, el placer andará por debajo de tus dedos, déjate llevar!